Tema recurrente el del aborto,
cada vez que cambiamos de color del gobierno, más tarde o más temprano, sale el
tema del aborto.
Yo que no me considero ni
machista ni feminista ni tampoco religioso, pues soy agnóstico, el tema del aborto, planteado desde miras políticas y
religiosas, parece más una guerra entre iglesia (extrema derecha) y ateos (extrema
izquierda), ósea los extremos de la política.
Lanzo una pregunta técnica, para
saber si tiene poder de decisión la embarazada, que no madre, puesto que no hay
ningún hijo, ¿alguien puede explicarme hasta que mes, si una mujer embarazada
decide quitarse la vida, se podría salvar el feto?
Este será el tope para abortar,
puesto que por mucho que digan que es una vida, nunca lo será si la embarazada
decide impedirlo puesto que nadie puede decidir que hacemos cada uno con
nosotros mismos, en cuanto a la edad para decidir, creo que no puede permitirse
que una menor de edad decida sola, me parece increíble que pusieran que una
menor decida ella sola si aborta y no tenga derecho a votar, tiene que
establecerse en la mayoría de edad legal.
En cuanto a si debe ser incluido
en la sanidad pública o no, siempre he pensado que la sanidad pública solo
debería cubrir todo lo necesario para la vida de las personas, pongo ejemplos
que yo no pondría en la sanidad pública, inseminación artificial, cambio de
sexo, aborto, cirugía estética, etc., todos estos casos salvo alto riesgo
permanente para la persona. Antes es más necesario por poner un simple ejemplo,
que entrasen las dentaduras postizas, pues son imprescindibles para alimentarse
correctamente una persona.
Con una regulación del aborto por
plazos, no se obliga a nadie a que aborte si una mujer por sus creencias
religiosas no quiere abortar, aunque tenga malformaciones el feto, nadie le
obliga, es más recibirá toda la ayuda posible para tener a su futuro hijo.
En mi humilde opinión el aborto
solo es una decisión personal o como mucho de pareja, nadie tiene derechos
sobre ellos, en eso se basa la democracia en la libertad de uno sin interferir
en la libertad de los demás, cada uno tenemos derecho a opinar de una forma
distinta, pero no a imponer nuestras opiniones a los demás.
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